Nota sobre la historia: la escribí yo, DaddyDomCR, pero lo hice basandome en una historia que me contó una sumisa amiga y por lo tanto está escrito desde la perspectiva de la sumisa.
Mi nombre es Antonella, siempre he tenido necesidad de complacer mis gustos pervertidos, mi alma lo necesita, pero mi mente me lo evita. Llegado el momento me gana mi nerviosismo y termino evitando la experiencia, ¿por qué? no lo sé. Pero una vez, una vez no lo hice…
Había salido con mi amigo David, teníamos un tiempo de conocernos y disfrutaba mucho de salir con él, pero la verdad no sentía atracción por él. Fuimos a una fiesta, y tomamos un poco, más tarde esa noche me dijo que si hacíamos el after en la casa de una amiga de él que tenía otra fiesta, acepté y nos dirigimos para allá.
Al llegar me presentó con su amiga, se llamaba Sara y la fiesta estaba en plena vida, la música fuerte y tomamos un poco más. En algún momento los tres nos separamos de la fiesta a una salita en un segundo piso y estábamos los tres sentados en sillones, conversamos un poco y Sara me contó que estaba casada, que su esposo dormía en la habitación frente a donde estábamos, no sé ni cómo con la música tan alta.
Ella era un poco mayor que yo, tenía un pelo castaño largo que había arreglado en una colita de caballo, y tenía una piel blanca y un cuerpo muy bello, senos grandes y se veía tenía un buen culito. La verdad no me consideró bi, pero siempre había tenido curiosidad de estar con otra chica.
Sara estaba sentada en un sillón conmigo y David al frente de las dos en otra. No sé ni cómo comenzó, pero de pronto sentí como ella corrió mi cabello con su mano, se acercó a mí, y lo siguiente fue que pude oler su dulce perfume y sentí sus gruesos y suaves labios presionar contra los míos, la verdad era muy atrayente, y me dejé llevar, abrí mi boca despacio y comencé a besarla mientras sentía como con su mano me sostenía duro de mi cabello y me acercaba a ella para besarme mas fuerte.
Sentía como apretaba su mano jalando mi cabello, y su lengua entraba en mi boca y hacía electricidad cuando tocaba con la mía. Me dejé ir por ese momento en el olor de su perfume, pensando en que por fin estaba experimentando con otra chica e incluso el saber que su esposo dormía a menos de 3 metros de distancia me tenía mojada y lista para lo que fuera.
No sé por cuánto nos besamos, pero cuando se separó de mí, instintivamente mi boca seguía buscándola. Abrí mis ojos un segundo después y me di cuenta que David se había levantado y estaba de cuclillas en el piso frente a nosotras probablemente disfrutando del show.
Por un segundo tal vez crucé miradas con él, antes de que se abalanzara sobre mí y comenzara a besarme apasionadamente poniendo su cuerpo completo sobre mi cuerpito pequeño de niña buena. Era un sentimiento diferente, mucho más forzado y agresivo, pero igual de excitante y delicioso, sentía su rodilla entre mis piernas e instintivamente posicioné mi cuerpo hacia abajo para poder frotar mi clítoris contra ella mientras él continuaba besándome.
De pronto sentí la mano de Sara tomando la mía, y su suave piel en mi palma; David me dejó de besar y volvió a sentarse en el sillón, y ella soltó mi mano, ambos se vieron con miradas cómplices y luego me vieron a mí como esperando mi reacción; y ese fue el error, el miedo y la ansiedad que siempre se apodera de mí, al estar tan cerca de una experiencia que mi alma desea, me invadieron y sin siquiera decir nada me levanté y bajé las escaleras.
¿Por qué no dejarme llevar? ¿por qué no experimentar algo que claramente deseaba tanto?
Aunque mi mente me insistía en irse, mi alma pervertida se dió la vuelta y comenzó a subir las escaleras de vuelta, lo hice muy lentamente dudosa aún de lo que me esperaba al final de ellas, pensando que si dejaba salir mi lado pervertido y descubría que no me llenaba perdería una parte de mi identidad.
Había llegado la hora de averiguarlo, cuando me faltaban unos pocos escalones mi vista se asomaba a la sala y pude a ver a Sara desnuda de rodillas en el piso y a David con sus pantalones y calzoncillos abajo, su mano sobre la cabeza de ella y forzando fuertemente su verga hasta el final de la boca de Sara.
— Abre bien sucia, manos atrás — le gritó, y ella sin pensarlo pasó sus manos de las rodillas de él hacia su espalda una muñeca sobre otra. Desde donde yo estaba podía oír los ruidos que la saliva y boca de Sara hacían mientras David le abría paso a su verga en la boca penetrandola fuertemente.
Estaba de vuelta arriba, pero no sabía bien qué hacer, así que me senté de nuevo en el sillón donde estaba, y aunque me excitaba mucho verlos también me daba vergüenza, así que solo los veía de reojo y a escondidas.
Pero el sonido de como violaba su boca, y como la saliva salía mientras ella hacía lo que podía para respirar entre embestidas me tenía muy mojada.
Cerré mis ojos para disfrutar de ese sonido, y por un momento recordé que todo esto estaba ocurriendo junto a la habitación en que su esposo estaba durmiendo… me excitaba tanto!
De pronto me pareció no oír nada, y sentir unas manos sobre mis piernas. Abrí mis ojos y vi que Sara se había movido y me estaba abriendo las piernas subiendo sus manos pegadas a mi piel hacia mis calzones y por debajo de mi falda, los bajó despacio mientras abría mis piernas y subió mi falda; lo próximo que sentí fue como me jalo de mis muslos hacia abajo del sillón y en un solo movimiento metió su cara entre mis piernas y sentía esa misma lengua deliciosa, y con la misma pasión y fuerza en mi boca, en mi vagina de arriba abajo que claro para ese momento estaba empapada.
Pasó su lengua por los bordes de mis labios vaginales, y cuando pasaba por mi clitorís presionaba la lengua más duro mientras se movía hacia mi huequito, del cual chupaba los bordes antes de meter la punta de su lenguita lo más profundo que podía.
Mis manos estaban en la parte de atrás del sillón apretando las almohadas, tratando de sostenerme no porque me fuera a caer, sino porque me estaba perdiendo en placer. Para ese momento ella tenía dos de sus dedos totalmente dentro de mi vagina, entrando y saliendo y yo me sentía venir.
Oí a Sara gimiendo y su lengua chocar contra mi clitorís, abrí los ojos y David estaba penetrándola en su vagina, mientras ella de cuatro me penetraba con sus dedos y me chupaba mi clitorís.
De pronto sentí como me venía, me arquee, mis manos apretaron las almohadas y deje salir un largo gemido mientras apretaba los dedos de Sara en mi vagina y me mojaba empapando su bella carita.
Al mismo tiempo oí como Sara gemía viniéndose con la verga que inundaba su hueco de putita y David dejaba salir su leche exprimida por un hueco que le apretaba su verga.
Pero ya era hora de salir de mi fantasía, el Uber que tomé había llegado a mi casa, porque mi alma subió las escaleras, pero mi mente sacó mi cuerpo de la casa.
Supongo que sigo esperando al Dominante ideal que me obligue a ser la putita que tanto deseo ser, sin darme la opción de que mi mente y cuerpo escapen.