La colocha tenía mucho tiempo deseando probar anal. Ese día de nuestro paseo estaba lloviendo fuerte y entonces decidimos quedarnos en la habitación y tener una sesión de impacto, teníamos ya una hora cuando no aguanté y decidí que quería usarla.
Estaba boca arriba con sus piernas abiertas, mientras yo le escupía su carita deliciosa y su pelo colocho sobre la cama me invitaba a utilizarla, ella dijo algo justo mientras le pegaba en su carita asi que no entendí, puse la punta de mi verga en la entrada de su deliciosa vagina cuando ella con un tono poco sumiso dijo:
— La quiero en mi culito, por favor Papi —
Si bien estaba formulado como una petición el tono de su voz era de necesidad. A veces los Amos debemos ignorar un tono insolente y dejar fluir una experiencia, no se debe corregir todo.
Lo habíamos conversado, ella quería probar mi verga en su culito, aunque nunca lo había hecho deseaba servirme de esa manera. Le había comprado un juego de plugs y por varias semanas jugamos virtualmente con ella entrenandolo, aunque aún solo le entraba el más delgadito.
Estire mi mano para tomar el lubricante, y ella detuvo mi mano y dijo
– Solo con tu saliva quiero me duela rico y me veas sufrir para tu placer–
Claramente no era una petición … ni en formulación ni en tono
Puse mis manos en sus nalgas y la sujeté fuerte, en parte porque me encantaba y para asegurarme de sostenerla bien. Levante su cadera hacia mi boca y comencé a pasar mi lengua de arriba abajo de su vagina, presionando en su clítoris, y rodeando su huequito con la punta de mi lengua.
Fui bajando, y comencé a chupar su culito llenándolo de saliva. La puse sobre la cama y mientras la veía directamente a los ojos y sostenía sus piernas elevando su culito se lo escupí y puse la punta de mi verga en él, empujando para tentarla pero sin intentar entrar; era su primera vez por ahí y quería disfrutar su carita de deseo, ansia y miedo.
– Métemela Papi por favor ya no aguanto, quiero complacerte – Me dijo mientras su ojitos rogaban hiciera su culito mío.
Escupí la punta de mi verga y comencé a presionarla contra su culito hasta que se abrió y la punta de mi verga entró completa. De inmediato su expresión cambió, ya no era de necesidad y deseo, sino de un dolor y miedo, ese miedo que se siente al probar algo nuevo, al descubrir algo nuevo; su expresión duró un segundo pero me hizo detenerme, pero de pronto cambió a una sonrisa de placer, una sonrisa que decía mi dolor le trae placer a mi Amo, y escondido en un gemido de dolor dijo
– ¡No te detengas Papi! –
Estiró sus manos tratando de jalarme hacia ella para ser penetrada con más fuerza. A veces los Amos debemos ignorar los deseos de una sumisa y velar por su seguridad, no todo se puede permitir.
A pesar de su deseo, me detuve y dejé que se acostumbrara a la punta de mi verga penetrándola, y moviéndose hacia adentro y afuera de su culito. Unos minutos y retiró sus manos y dejó ir sus brazos hacia atrás, su cara se relajó y era claro que el placer había reemplazado al dolor inicial.
Comencé a empujar mi verga más adentro, y poco a poco fue entrando completa, su carita de putita sucia alternando entre dolor y placer, pero en esa relajación y desconexión que una sumisa solo siente cuando está totalmente entregada a servir y complacer.
Moví mi mano a tocar su clítoris, primero suave para saber si necesitaría de mi saliva, pero estaba empapada como lo esperaba, como una perra sucia de servicio entregada a ser usada. Comencé a acariciarla y a frotar su clítoris mientras incrementaba el ritmo de mi verga en su culito.
No pasó mucho tiempo cuando la sentía moverse y acercarse a mí, todo su cuerpo vibrar y su culito apretar mi verga, sus manos se movieron a sus senos y comenzó a acariciarse
– Me vengo Papi, ¡¡¡ me vengo !!! –
Claramente el placer la invadía, ni siquiera podía pedir permiso, solo gritar que estaba a punto de incumplir una de mis reglas y con sus gritos tratar de evitar un castigo posterior; no que importara en este momento solo le importaba poder descargar el placer que sentía.
– Vente putita sucia, es tu premio – alcancé de responder
De pronto mi verga se vió atrapada por su culito contrayéndose, y lo poco de mi verga que estaba fuera de su huequito comenzó a ser empapado por su orgasmo que empapó su vagina de putita, mientras sus manos se sostenían de las sábanas y el placer invadía totalmente su cuerpo.
Su cara, y su respiración me lo decían todo… de verdad había sido un premio.