Un bosque mágico

A veces mi mente necesita un momento para realinear, y a veces debo escribir para poder silenciar mis pensamientos. Este es uno de esos casos, supongo que no es un relato, más un deseo sin cumplir. 

Es difícil tener algo que amas hacer, y no poder hacerlo por razones fuera de tu control. Creo que es la peor pesadilla para un Amo. Pues ahí me encontraba yo, deseando el control  de la situación, pero necesitando soltarlo.  Es muy raro poder disfrutar de la devoción de una sumisa, pero aún más de disfrutar de la devoción de varias. 

Ahí estaba yo, en el peor momento de mi destino, pero a las puertas del mejor momento de mi vida. Decidí dar el paso y entrar al bosque mágico, con miedo, pero con la certeza de mi suerte. 

Primero la Pixie, esa personalidad burbujeante que la caracterizaba y su energía contagiosa, una risa intoxicante y claro como toda esa energía se convertía en su deseo de ser usada fuerte y maltratada, sin decir que no, y nada de quejas, solo gemidos de placer. Llegó con sus trencitas en su largo cabello, porque sabía lo mucho que me tentaba y me encantan. 

Desnuda con sus trencitas sobre su piel blanca y deliciosa era todo un espectáculo, una cayendo hasta la mitad de su espalda y la otra en medio de sus deliciosas tetas enmarcándolas perfectas. Le di el regalito que le había llevado, el cual completó la visión, una hada completa frente a mis ojos.

Luego la Unicornio, esa sonrisa tan especial que esconde un secreto que solo yo conozco, una putita sucia y deliciosa, que disfruta de ser abusada, de que su culito sea usado para complacer a mi verga y de no ser otra cosa que una muñequita para mi placer. Su carita deliciosa perfecta y bella, lista para ser destruida mientras su saliva corre por su piel blanca mientras su boca es usada como nada más que mi huequito de placer sin misericordia. 
Ahí en su trajecito de flores amarillas frente a mí, con sus pezones duros y rosaditos asomándose por la transparencias, dos colitas en su pelito invitándome a usarlas para forzarla a mamarme más duro.

Ahí mirando hacia dentro de un bosque mágico asustado de las posibilidades, pero emocionado por las oportunidades. El sonido atrayente de sirenas a mi lado, invitando, susurrando a mi lado Dominante que salga a jugar.

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